Opinión

Obligados al optimismo

Por: Mariano Saravia

Después del shock del domingo, vino la depresión del lunes, pero hoy ya es martes y no hay tiempo que perder. Veo mucha gente encerrada en su propia bronca, depresión, incredulidad e imposibilidad de entender lo que pasó.

Por supuesto que es una situación horrible, pero somos parte de un pueblo martirizado desde hace 500 años, y no podemos pensar que esto es algo que solamente nos pasa a nosotros. Eso es de una soberbia que no se merecen nuestros héroes y mártires.

Nosotros venimos de los pueblos originarios exterminados, venimos de los pueblos africanos esclavizados, venimos de los 30 mil gauchos montoneros masacrados por Mitre, venimos de los 50 mil mapuches víctimas de Roca, de los 700 obreros asesinados por el Ejército Argentino en la Semana Trágica (1919), de los 500 trabajadores del quebracho y el tanino exterminados en La Forestal (1921) y de los 1.200 peones rurales fusilados en la Patagonia Rebelde (1922). De la Masacre de Napalpí (500 moqoit y qoms), de la Matanza de Rincón Bomba (400 pilagás) del Bombardeo de Plaza de Mayo (350 civiles muertos), de los fusilamientos de Trelew, de la dictadura cívico-militar-eclesiástica (30 mil desaparecidos), de los 39 asesinados por De la Rúa, Bullrich, Mestre y Aguad en diciembre del 2001 y de los muertos de Bullrich en el gobierno de Macri (Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, entre otros). Entonces, primer punto, no nos victimicemos en lo personal porque somos parte de un pueblo que viene siendo victimizado desde siempre. Y lo único que no podemos hacer, por respeto a tanta sangre derramada, es bajar los brazos.

Dicho eso, es necesario tener en cuenta el contexto actual.

Y es que la cosa no es tan negra como algunos la pintan. Por supuesto, ubicándonos en el contexto. ¿Y cuál es el contexto? Que el fascismo y la extrema derecha avanzan en todo el mundo: ahí está VOX en España, Giorgia Meloni gobernando Italia, los gobiernos de Hungría, Polonia y Ucrania, Marine Le Pen en Francia, Trump en Estados Unidos, Bolsonaro en Brasil, y podríamos seguir.

En Argentina también avanza la extrema derecha, representada con matices por Bullrich y Milei. Y claro que es preocupante. En este contexto, nuestra esperanza hoy está en un neoliberal como Sergio Massa, con todas las cosas que ya sabemos de él.

Pero Ortega y Gasset decía que el hombre es él y sus circunstancias. Y lo que ha cambiado es la circunstancia, no Sergio Massa. Entonces, hoy Massa representa al menos conservar algo de civilidad, algunos derechos, la educación y la salud pública. Un eventual triunfo de Massa no sería ningún paso adelante, sino NADA MÁS Y NADA MENOS que un freno al fascismo. Y no es poco.

Y ahora sí…LAS BUENAS NOTICIAS

Sin olvidar lo anterior (la historia y el contexto presente), viene lo que creo que es una buena noticia. Ojo, puedo equivocarme de acá a la China. Y si eso sucede, esperaré las críticas. Pero por lo menos lean lo que quiero decirles.

Milei está fuerte y no me parece que baje mucho de ese 30 por ciento, creo que lo puede consolidar, pero también creo que le va a costar mucho ampliarlo. Ya explicaré por qué. Empieza otra campaña con vistas al 22 de octubre y creo que su estrategia debería ser seguir como ha venido, porque le ha dado resultado. Seguirá gritando, insultando, jugando a ser el outsider de la política y tratando de consolidar ese voto bronca que ya tiene.

Por otro lado, Massa mantendrá su discurso, que no es ni progre, pero al menos da garantías de no avanzar en lo que propone la derecha (ola de privatizaciones y desmantelamiento de los derechos laborales). Pero básicamente deberá gestionar y mostrar, aunque sea una leve mejora en la vida cotidiana de la gente. Si es imposible bajar la inflación en el cortísimo plazo, pues entonces tendrá que ponerle un poco de plata en el bolsillo a la gente. Y eso se puede lograr si llegan los entre 8 y 10 mil millones de dólares del FMI. Miren adónde hemos llegado, a tener que depender del fondo. Pero ahora no estamos para analizar por qué llegamos hasta acá sino para ver cómo revertimos la cosa en dos meses.

La clave es Bullrich. Y acá viene la gran BUENA NOTICIA. Un amigo, con mucho tino, me decía que por primera vez, a Juntos por el Cambio alguien lo corre por derecha, y ese es Milei. Y esto es un gran problema para JxC. ¿Cómo debería hacer campaña Bullrich? No puede mostrarse agresiva y desafiante porque ese lugar ya lo ocupa Milei, y con más histrionismo y resultados que ella. Tampoco puede moderarse, porque no sería ella y perdería su base de sustentación. Además, tampoco es seguro que la totalidad de los votos de Rodríguez Larreta vayan a ir a Bullrich, como sí la totalidad de los votos de Grabois van a ir a Massa.

Por lo tanto, la PRIMERA BUENA NOTICIA es que no sería tan descabellado que Massa pase a segunda vuelta contra Milei.
Y acá viene la SEGUNDA BUENA NOTICIA. Y es que una segunda vuelta contra Bullrich sería muy difícil, pero una segunda vuelta contra Milei no lo es tanto, o no es imposible. Y paso a explicar.

Simplemente porque el establishment, el poder real, el gran capital no quiere que Milei sea presidente, porque representa la anarquía y generaría una situación imprevisible, y ellos necesitan previsibilidad para seguir ganando plata. Por lo tanto, en una eventual segunda vuelta entre Massa y Milei, no sería raro que la gran maquinaria comunicacional (y eso es muchísimo más que simplemente los medios de comunicación) se ponga en contra del payaso mal llamado libertario.

En resumen, no es una situación linda, no es esperada, pero tampoco podemos sorprendernos tanto. Y lo que menos podemos hacer es seguir llorando como si TODO estuviera perdido. Primero, porque objetivamente no todo está perdido. Y porque subjetivamente, sabemos que el que sueña que se mueres… se muere.

Así que vamo arriba, como dicen los uruguayos.

Hoy no podemos decir hasta la victoria, pero sí hasta ponerle un freno temporal a un peligro muy grande que nos acecha: el fascismo. Cada uno y cada una en su lugar puede dar esta batalla, tenemos dos meses escasos. Pero hay que empezar por asumir el momento, sacudirnos el polvo del golpazo y poner la mejor cara que podamos.

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